Descarbonización agrícola: una urgencia frente al cambio climático

25-06-2025

Reducir las emisiones del sector agrícola es uno de los mayores retos para enfrentar la crisis climática. Con prácticas regenerativas, innovación tecnológica y fertilizantes de baja huella, la agricultura se transforma en un pilar de acción climática.


La agricultura, responsable de cerca del 20% de las emisiones globales anuales de gases de efecto invernadero (GEI), es al mismo tiempo víctima y causante de la crisis climática. Con sequías más intensas, estaciones alteradas y suelos degradados, la necesidad de transformar el modelo agrícola se vuelve ineludible. Según datos de la Universidad de Oxford, 6.000 millones de toneladas de emisiones provienen directamente del sector agrícola cada año, siendo el metano del ganado, el óxido nitroso de los fertilizantes y el dióxido de carbono del uso de combustibles sus principales fuentes.


La descarbonización de la agricultura busca revertir esta realidad mediante la reducción de emisiones y el secuestro de carbono en suelos. Pero a diferencia de sectores como el energético o el transporte, aquí el camino es más complejo. “La descarbonización del sector agro pasa por tres grandes frentes: la reutilización de los residuos orgánicos, la descarbonización de la energía que se usa en el riego, en las granjas o en la maquinaria y la plantación de cultivos que cubran el suelo y ayuden a fijar carbono y nitrógeno en la tierra”, explica Eduardo Aguilera Fernández, investigador de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas, de la Universidad Politécnica de Madrid, y experto en la sostenibilidad de la agricultura y el sistema agroalimentario.


Innovación, prácticas regenerativas y nuevos modelos


En América Latina, diversas iniciativas ya están dando pasos firmes. Es el caso de Neutral Farming, empresa que impulsa proyectos de descarbonización desde la medición del suelo y la gestión de insumos. “Lo que no se mide, no se mejora. Al medir, podemos monitorear, entender las causas de mejora o deterioro y, finalmente, reportar los resultados de manera precisa. Esta información es clave para desarrollar proyectos de insetting (descarbonización) que contribuyan a mitigar el cambio climático y reducir las emisiones”, comenta el Co-founder y CEO de Neutral Farming, Matías Guzmán, quien además trabaja junto a la SNA y SNA Educa para validar modelos predictivos y el monitoreo de prácticas agrícolas que impulsen una agricultura más resiliente.


El enfoque regenerativo, con cubiertas vegetales y leguminosas que fijan nitrógeno y protegen el suelo, es una de las estrategias más efectivas para reducir emisiones y fortalecer la resiliencia del agro. Estas prácticas no solo disminuyen la erosión y favorecen el secuestro de carbono en el suelo, sino que también reducen la dependencia de fertilizantes sintéticos. De acuerdo con la Agencia Europea de Medioambiente, descarbonizar el sector agrícola implica una acción integral que abarca desde la ganadería hasta el consumo: optimizar la dieta del ganado y el manejo del estiércol para producir biogás, reducir el uso de nitrógeno en los suelos y fomentar los fertilizantes orgánicos, mejorar la eficiencia energética mediante biocombustibles, e incluso transformar el sistema alimentario, incentivando dietas más sostenibles, la reducción del desperdicio de alimentos y el consumo de productos locales. En conjunto, estas medidas apuntan a un modelo agroalimentario más limpio, eficiente y adaptado a los desafíos del cambio climático.


Una experiencia concreta es la de Yara, empresa noruega que desde 2004 trabaja en la descarbonización de su proceso productivo. “Hoy nuestras emisiones de fabricación del fertilizante están mitigadas en casi un 60%”, asegura Belén Iacono, directora de Sustentabilidad y Agronomía para Yara Latinoamérica. “El cambio climático ya no es una amenaza distante, es algo que está entre nosotros y a lo que nos tenemos que enfrentar y adaptar, y ojalá empezar a hacer acciones para mitigarlo. Dentro de la agricultura, cada vez que yo uso un fertilizante nitrogenado, estoy generando un impacto muy grande en el cultivo (...). Por eso es importante trabajar en disminuir las emisiones que yo genero cada vez que hago mi producción y que ingreso un fertilizante al predio agrícola”.


Descarbonizar el agro: un desafío con beneficios múltiples


Más allá del impacto ambiental, avanzar hacia una agricultura baja en carbono trae beneficios económicos, sociales y estratégicos. Según el informe Opportunities for agriculture and farmers to gain from decarbonization de S&P Global, las medidas para reducir emisiones pueden derivar en menores costos energéticos, mejoras en la biodiversidad y nuevas oportunidades de negocio, como la producción de biogás o la venta de créditos de carbono (carbon credits).


Sin embargo, las barreras persisten. Falta de financiamiento, desconocimiento técnico y escasos incentivos son algunos de los principales desafíos. “Muchas veces, los agricultores desconocen los efectos a largo plazo de sus prácticas y apuestan por no cambiar con vistas a los rendimientos a corto plazo. Además, apostar por nuevas técnicas siempre supone, en un primer momento, obtener menos beneficios o gastar más”, advierte Aguilera.


El futuro de la agricultura está ligado a su capacidad de adaptarse y mitigar. En un contexto de creciente presión climática, la descarbonización no es solo una meta ambiental: es una estrategia de supervivencia y resiliencia para el campo. Las iniciativas ya están en marcha. El desafío ahora es escalarlas, democratizarlas y convertirlas en la norma, no en la excepción.





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