De MAHA a Chile: La salud como motor de una agroindustria sostenible

Columna de Opinión internacional de Eugenio Liu de @tomateconsultores
Robert F. Kennedy Junior, el actual secretario de salud y servicios humanos de los EEUU, y aliado cercano del Sr. Trump es una figura muy polémica por decir lo menos. Ha impulsado medidas altamente controvertidas como cambios en esquemas de vacunación infantil y la vinculación del uso de Tylenol al autismo, pese a la falta de evidencia y respaldo científico; ha removido funcionarios del CDC para nombrar asesores escépticos en materia de vacunas.
Es el creador, líder y cara del movimiento MAHA (Hagamos a EEUU Saludable de Nuevo), que está ligado y es inseparable al entorno MAGA de Trump. Por eso cuando el 10 de septiembre de 2025, The New York Times publicó un reportaje sobre MAHA (MAHA Speaks por Adam B. Kushner) relatando las tensiones políticas que sus iniciativas han generado dentro del mundo MAGA, lo encontré muy interesante.
Revertir la crisis de enfermedades crónicas en la niñez norteamericana a través de cambios en dieta, reducción de químicos, más alimentos frescos y mínimamente procesados, y nuevos estándares de transparencia, son todas metas nobles. La estrategia MAHA plantea más de 120 medidas, desde limitar aditivos sintéticos y mejorar los programas de alimentación escolar hasta promover entornos más sanos y menos tóxicos. Sin embargo, las acciones de Kennedy, que contradicen a los datos científicos y se basan en sospecha e intuición, generan críticas; incluso entre sectores republicanos cercanos a Trump y la base MAGA.
El trasfondo es revelador, y es que la salud se ha convertido en un tema tan central que, incluso dentro de círculos que respaldan al movimiento MAGA, existe un rechazo hacia medidas percibidas como irresponsables para la salud pública. En otras palabras, cuando la salud de las familias está en juego, las líneas ideológicas desaparecen.
Salud como nuevo lenguaje de sostenibilidad
Lo interesante de MAHA para Chile no está en sus controversias, sino en su narrativa: la salud es el punto de convergencia para todas las agendas. Es un tema unificador que inclusive está generando grietas en la realidad alternativa Trump. Es una preocupación transversal que nadie está dispuesto a transar. Si en Estados Unidos se habla de químicos en los alimentos, de comida ultra procesada y de transparencia en la cadena productiva, lo que realmente se está diciendo es que la agricultura, la industria alimentaria y las políticas públicas deben alinearse para proteger la salud de las personas.
Ese mismo lenguaje es el que sustenta la sostenibilidad agrícola. La diferencia es que, mientras en EE.UU. se discute desde el ángulo de salud infantil, en Chile lo proyectamos desde la salud del suelo, del agua y de los ecosistemas, que se traduce directamente en alimentos más sanos y exportaciones más competitivas.
Lo que hoy ocurre en Estados Unidos tiene una lectura directa para la agroindustria chilena: los mercados internacionales —y los consumidores finales— ya no evalúan solo precio o volumen. Evalúan riesgo sanitario, transparencia y beneficios para la salud.
Transparencia como ventaja competitiva
Chile puede diferenciarse implementando etiquetas ampliadas y trazabilidad por lote: niveles de residuos, uso de agua y prácticas de manejo sustentable. MAHA exige transparencia en EE.UU.; Chile puede ofrecerla antes de que se vuelva un requisito ineludible.
Producción regenerativa = alimentos más sanos
Prácticas regenerativas (rotación de cultivos, manejo de suelos vivos, control biológico de plagas) no solo protegen ecosistemas, también reducen exposición a químicos y aumentan densidad nutricional. El relato de “comida real” que promueve MAHA es exactamente el valor agregado que Chile puede entregar.
Resiliencia climática como política de salud
La sequía, los incendios y las olas de calor impactan no solo la producción, sino la calidad y seguridad de los alimentos. Invertir en tecnologías de riego eficiente, agro-voltaicos, barreras contra polvo y seguros paramétricos es también invertir en salud pública y confianza del consumidor.
Reformulación y mínimos procesos
Productos chilenos como uvas, cerezas, arándanos, nueces o aceite de oliva tienen una ventaja natural: son alimentos frescos y poco procesados. Consolidar esta imagen en los mercados internacionales es clave para responder a las demandas que MAHA está visibilizando en EE.UU.
El artículo del NYT demuestra que, incluso en entornos políticos polarizados, la salud es un lenguaje común. Lo que las familias norteamericanas están reclamando —menos químicos, más transparencia, alimentos frescos y nutritivos— es exactamente lo que la sostenibilidad y la agricultura regenerativa ofrecen.
Para Chile, este es un llamado de atención y una oportunidad: si nuestras agroexportaciones se alinean explícitamente con la narrativa de salud que ya domina el debate en Estados Unidos, podremos no solo consolidar nuestra reputación como potencia agroalimentaria, sino también liderar con un mensaje claro: una agricultura sustentable es, en esencia, una agricultura que protege la salud de las personas. En definitiva, la sostenibilidad agrícola es mucho más que una política ambiental: es una estrategia de salud pública y de competitividad internacional.
Fuente de imagen: The Daily Beast