Sostenibilidad Social en el Agro: Un Pilar Esencial para su Futuro
Columna de Opinión de Bernardita Contesse, Jefa de Sustentabilidad de ANASAC y columnista GreenNetwork
En el lenguaje de la sostenibilidad, que una empresa sea rentable equivale a que sea sostenible en términos económicos. Sin embargo, hoy en día ya no es suficiente maximizar los beneficios propios; estos deben permear a los distintos miembros de la compleja red de interrelaciones en la que se encuentra la organización. Esto implica que, además de la sostenibilidad económica, se integren componentes sociales y ambientales, dando origen a la conocida tríada de la sostenibilidad.
En el mundo agropecuario, además del evidente énfasis en la sostenibilidad económica, se ha tendido a abordar de forma prioritaria la sostenibilidad ambiental, lo cual es lógico considerando el impacto que las diversas actividades agrícolas pueden tener sobre el medioambiente. No obstante, centrarse solo en este ámbito no garantiza la permanencia de las empresas agropecuarias en el tiempo. Por esta razón, es fundamental visibilizar la importancia del componente social en el éxito empresarial.
¿De qué sirve producir la mejor fruta de exportación si no hay trabajadores que la cosechen?
¿Cómo se puede desarrollar un proyecto agrícola innovador si no existe una fuerza laboral que valore el trabajo en el campo?
¿Para qué producir con altos niveles de tecnología si las comunidades vecinas a las instalaciones y predios no permiten el desarrollo de las faenas?
La sostenibilidad social no puede siendo el componente menos valorado en general en el mundo agropecuario nacional. De ser así, la sostenibilidad en el tiempo de las empresas agropecuarias se vería amenazada, ya que la mesa de tres patas, no se puede sostener solo en dos en el largo plazo. Para esto es necesario abordar las dos dimensiones de la componente social. Por un lado, la interna, que involucra a los colaboradores, a la mano de obra contratadas y a sus condiciones laborales. Por otro lado, la externa, que se refiere a la relación con las comunidades vecinas, los actores locales y otras organizaciones sociales y movimientos relacionados a la actividad agrícola pertinente.
En ANASAC, entendimos la importancia del componente social hace más de 12 años y, desde entonces, hemos trabajado tanto en sostenibilidad social interna como externa. Este compromiso se refleja en nuestra nueva Estrategia de Sostenibilidad, en la que dos de nuestros cinco pilares están directamente relacionados con este ámbito:
• Equipos Comprometidos y Seguros, enfocado en la sostenibilidad social interna.
• Relación con la Comunidad, que aborda la sostenibilidad social externa.
De la Filantropía a la Sostenibilidad Social
El camino hacia la sostenibilidad social ha sido un proceso de evolución. Como muchas otras empresas, en ANASAC comenzamos hace más de 15 años con acciones filantrópicas, impulsadas por personas dentro de la organización que, de manera individual, sentían el compromiso de responder a solicitudes puntuales de donaciones por parte de actores locales.
Este tipo de relacionamiento, de carácter vertical, consistía básicamente en la entrega de recursos sin que estos generaran un activo tangible para la organización. En 2012, avanzamos hacia la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) al reconocer los impactos que nuestra actividad podía generar en la sociedad. Este cambio de enfoque nos llevó a considerar la opinión y visión de los actores locales en forma integral y no sólo reactivamente, por lo que en ANASAC desarrollamos una completa metodología de trabajo estructurada que nos permitiera conocer en profundidad los territorios en los que operamos.
Fue entonces cuando realizamos un Diagnóstico Socioambiental en nuestras áreas de influencia, un estudio que nos permitió obtener una visión integral sobre las principales problemáticas y oportunidades en términos socioeconómicos, demográficos, ambientales y de bienestar social, así como la construcción del mapa de actores locales. A partir de este diagnóstico, diseñamos un Plan de Desarrollo Territorial con iniciativas de corto, mediano y largo plazo, orientadas a abordar los desafíos y oportunidades detectadas.
Este proceso marcó el inicio de nuestra transición hacia la sostenibilidad social externa. A medida que profundizamos en la recopilación de información primaria, logramos aumentar la participación de los actores locales y establecer una relación horizontal con los distintos grupos de interés presentes en los territorios. Esta relación de confianza nos ha permitido co-crear con las comunidades planes de desarrollo territorial integrales, que generan valor compartido tanto para ANASAC como para los actores locales con los que nos vinculamos.
Un Pilar Sólido: Relación con la Comunidad
Gracias a este trabajo, el pilar de Relación con la Comunidad se ha consolidado como un eje clave dentro de nuestra estrategia de sostenibilidad social. Actualmente, se compone de tres líneas de acción:
1. Relacionamiento Comunitario
Hemos perfeccionado nuestra metodología para fortalecer la vinculación con las comunidades en nuestras áreas de influencia, tanto directas como indirectas, a nivel nacional. Este trabajo se basa en el diálogo, la colaboración y la construcción de relaciones de largo plazo con los actores locales.
2. Incubadora Socio-Productiva
A través de esta línea de acción, buscamos fomentar el desarrollo de la pequeña agricultura con tres objetivos clave:
- 1. Facilitar la formalización de pequeños agricultores, brindándoles herramientas para acceder a mejores oportunidades de negocio.
- 2. Estimular la autogestión, reduciendo la dependencia de terceros y promoviendo modelos de negocio sostenibles.
- 3. Desarrollar sistemas productivos innovadores, adaptados a las características de cada territorio.
La potencia de esta línea radica en su originalidad y en el impacto radical que produce en la vida de quienes participan con éxito en estos programas.
3. Fortalecimiento del Campo
Para potenciar el desarrollo del agro en Chile, en ANASAC nos hemos comprometido a contribuir a la formación de los distintos actores del sector. A través de diversas iniciativas, buscamos transferir conocimientos en temas clave como:
- Manejo Integrado de Plagas (MIP).
- Control biológico y monitoreo de cultivos.
- Tecnología e innovación en la agricultura.
Nuestro objetivo es que estos conocimientos lleguen a quienes trabajan en el campo, permitiéndoles mejorar su productividad y sostenibilidad. Para ANASAC esta línea es parte constituyente de su esencia y refleja su influencia en el quehacer agrícola del país a lo largo de sus 77 años de historia
El Desafío Continúa
Si bien en ANASAC estamos orgullosos del camino recorrido, sabemos que siempre hay oportunidades para mejorar. Entre nuestros desafíos se encuentran:
- Perfeccionar las metodologías participativas.
- Optimizar los canales de comunicación con los actores locales.
- Fortalecer la vinculación entre nuestros colaboradores y las comunidades vecinas.
Más allá de estos retos, tenemos la certeza de que la confianza construida a lo largo del tiempo es el pilar sobre el cual se desarrollan relaciones sólidas y se generan iniciativas con impacto real. Ha llegado el momento de otorgar a la sostenibilidad social la importancia que merece. La viabilidad del agro no depende solo del uso responsable de los recursos naturales o de la rentabilidad del negocio, sino también de las personas que lo hacen posible. Por ello, en ANASAC seguiremos apostando por un modelo de trabajo basado en el desarrollo conjunto con las comunidades, con la convicción de que el crecimiento de la empresa debe ir de la mano con el bienestar de su entorno. Solo así lograremos una sostenibilidad real, donde lo social, lo económico y lo ambiental estén en equilibrio y trabajando juntos, para impulsar un mejor futuro.