El estudio fue realizado por la investigadora, experta en microbiología e ingeniería genética y académica de la Universidad de Talca, Andrea Barrera, quien, por su trabajo, recibió el reconocimiento como una de las “25 Mujeres en la Ciencia Latinoamérica” 2023, de la empresa 3M por su contribución a la investigación científica.
La necesidad de asegurar la producción alimentaria, ha requerido que científicos de todo el mundo, focalicen sus esfuerzos en dar con nuevas metodologías que mejoren y resguarden los rendimientos de los cultivos. En Chile una investigadora ha realizado un trabajo que parece ser el camino a una nueva forma de mejorar cosechas, que podría ser clave en la seguridad alimentaria en el contexto actual de cambio climático y que hoy es visto con interés a nivel mundial.
En su estudio con microorganismos de ambientes extremos y comunidades microbianas del desierto de Atacama y la Antártica, se demostró que tienen propiedades asociadas al crecimiento de plantas en condiciones adversas. Investigación que también incluye la posibilidad de que esta asociación permita el crecimiento en condiciones exoplanetarias, a través de simulaciones en condiciones marcianas.
“La capacidad de poder transferir la tecnología de lo que nosotros observamos en el medioambiente, que es la posibilidad de que microorganismos ayuden a que las plantas no sólo puedan crecer más, sino que toleren condiciones de estrés, es super importante si consideramos el escenario en el que estamos hoy, en que experimentamos un calentamiento global y cambio climático que nos está llevando al límite en la resiliencia y resistencia de nuestros cultivos agrícolas. Si a eso le sumamos que la población se está incrementando y se proyecta al 2050 alrededor de 9.800 millones de habitantes, las condiciones se hacen cada vez más adversas, por lo que hay que buscar estrategias que nos permitan poder asegurar para el futuro la seguridad alimentaria. Los científicos estamos llamados a poder usar estrategias que nos permitan poder mitigar el impacto del cambio climático”, explicó la bióloga Andrea Barrera.
La relevancia de este proyecto, que posiciona microorganismos en ambientes extremos para ser utilizados como una herramienta biotecnológica, es que todo el conocimiento en microbiología lo lleva a la aplicación, mediante procesos simbióticos que se llevan a cabo entre los microorganismos y las plantas.
El proyecto lo ganó gracias a un postulado que afirma que microorganismos del desierto de Atacama podrían hacer crecer cultivos en las condiciones más adversas como condiciones marcianas, que si bien es un escenario ficticio, muestra que con esta herramienta biotecnológica se puede lograr cultivar en las condiciones más adversas del planeta que pudiesen existir, es decir, se puede hacer crecer cultivos en cualquier condición, bajo estrés hídrico, por frío, radiación ultravioleta, por suelos salinos, etc.
Chile en el desierto de Atacama, especialmente en una zona de Antofagasta, tiene una ventaja que es considerada como un análogo a Marte por sus condiciones especiales similares a las del planeta rojo, “eso nos dio la idea de pensar que los microorganismos que se encuentran aquí pudieran favorecer el desarrollo de cultivos bajo condiciones marcianas, simulando algunos parámetros como la disponibilidad de agua, las variaciones de temperatura y la radiación ultravioleta”, expresó Andrea.
El reconocimiento que obtuvo la investigadora, fue a través de una postulación donde participó junto a 886 mujeres de ciencia en Latinoamérica, ubicándose entre las 25 mujeres de la ciencia Latinoamérica 2023.
Mujeres en la ciencia
Acerca de la participación femenina en ciencia, Andrea, expresa “Estoy muy contenta y orgullosa. Este tipo de reconocimientos abre puertas y permite hablar e incentivar a nuevas generaciones de niñas y mujeres a que se acerquen a este camino, que no es fácil, pero si muy enriquecedor. Como embajadora de ciencia espero seguir motivándolas, acercándolas y generando instancias donde se reconozca este rol. La mujer siempre ha estado en ciencia, pero antes no se veía, estos últimos dos años se ha visibilizado mucho más, pero seguimos estando al debe, no sólo en Chile sino que también a nivel mundial”, concluyó.
Fotografías: Universidad de Talca.