En Bogotá, Colombia, expertos del continente abordaron los desafíos, oportunidades y propuestas concretas para dinamizar la tecnología y producción de Combustibles Sostenibles para la Aviación mediante bioinsumos más sustentables, lo que puede ser una oportunidad para los países de América
En el marco del imperativo de mitigar las consecuencias de las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la actividad humana, el sector de la aviación resulta un eje clave, que representa entre un 2% y 3% de las de las emisiones globales de CO2 y el 12% de las emisiones producidas por el transporte.
Por eso, los Combustibles Sostenibles para la Aviación (SAF en inglés; Sustainable Aviation Fuel) se presentan como una posibilidad certera – con un peso del 65% dentro de las opciones – de descarbonización del sector aeronáutico.
El combustible sostenible de aviación es el nombre dado a tipos de combustibles de aviación utilizados en aviones a reacción y certificados como sostenibles por entidades independientes de reconocido prestigio. Esta certificación se suma a la certificación de seguridad y rendimiento, emitida por el organismo de estándares globales ASTM Internacional, que debe cumplir todo combustible de aviación para ser aprobado para su uso en vuelos regulares de pasajeros.
Para poder utilizarse en aviones comerciales, los SAF deben someterse a un exhaustivo proceso de homologación para cumplir estrictos criterios de certificación y demostrar que sus características físicas y químicas son casi idénticas a las de los combustibles fósiles y que, por tanto, pueden mezclarse con seguridad. Por tanto, el SAF puede utilizarse en la flota mundial existente y no requiere ninguna adaptación de la aeronave ni de la infraestructura de suministro de combustible.
Esto se debe a que este sector es único respecto al resto del transporte en cuanto a su dependencia de combustibles líquidos y la imposibilidad de implantar nuevos paradigmas de movilidad aérea alternativos a la combustión interna.
Las Américas podrían jugar un papel fundamental en cuanto a los SAF, ya que presenta un elevado potencial de expansión, que va desde la disponibilidad de recursos hasta un elevado grado de desarrollo en la cadena de valor intermedio, a través de los biocombustibles dedicados al sector transporte terrestre con prácticas sostenibles certificadas. De todos modos, el mercado es aún muy incipiente y no se cuenta actualmente con producción local.
Por estos motivos es que se convocó en Bogotá, Colombia, una mesa redonda para abordar los desafíos, oportunidades y propuestas concretas para dinamizar esta tecnología y producción en la región.
La mesa de trabajo sobre SAF estuvo conformada por representantes del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el Equipo de Campeones del Clima (Race to Zero, Race to Resilience), la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA), la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), la Comisión Latinoamericana de Aviación Civil (CLAC) y la Coalición Panamericana de Biocombustibles Líquidos (CPBIO).
El principal objetivo fue reunir a los actores claves de la cadena de valor de la producción, comercialización y uso de los SAF, para establecer desafíos y sugerir líneas de acción con el fin de superar las actuales barreras y determinar conjuntamente cómo lograr que se desarrollen en la región, con compromisos de acción que pudieran ser presentados en la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP 30) que tendrá lugar en Brasil el año próximo.
En primer lugar, cabe destacar que hubo un amplio consenso en las barreras encontradas al desarrollo de SAF en la región. Principalmente destacó la falta de una armonización normativa y de estándares de sostenibilidad a escala mundial. A ello le siguieron la necesidad de incentivos económicos y fiscales dados los elevados costos de la inversión inicial.
Segundo, y al tratarse de un mercado incipiente sin un marco normativo específico consolidado, se destacó que los SAF poseen altos niveles de incertidumbre que obstaculizan y ralentizan las inversiones en el sector. Ello, sumado a la dificultad de acceso y altos costos de financiamiento o a incentivos económicos, trae aparejado la falta de instalaciones para la producción y distribución de SAF y de tecnología para la conversión de biomasa u otros recursos en SAF.
Por último, la necesidad de una mayor masa de recursos con instrucción en el tema y la necesidad de la difusión de los beneficios y oportunidades de SAF para lograr un mayor consenso social, motor clave para dinamizar esta tecnología.
En este sentido, se destacó que los SAF pueden, no sólo descarbonizar el transporte aéreo, sino que también posibilitarán el desarrollo de cadenas de valor asociadas, la generación de puestos de trabajo sostenibles y el agregado de valor a la producción agrícola, al tiempo de generar una oportunidad de independencia energética.
Entre los principales lineamientos comunes de cara al futuro para fomentar un mercado eficiente, transparente y abundante de SAF, destacaron los de establecer y armonizar estándares de sostenibilidad a escala mundial, así como desarrollar políticas comunes a nivel regional y nacional para impulsar la producción y el consumo y que los mercados se basen en criterios de sostenibilidad demostrables y fundamentados en la ciencia, asegurando la neutralidad en el uso de materias primas y tecnologías.
Y para que la región alcance su potencial de desarrollar un mercado amplio, robusto y sostenible de SAF de manera eficiente y sostenible, se deben aprovechar las ventajas comparativas de los países de las Américas y que todos los actores de la cadena – tanto de la oferta como de la demanda – estén involucrados y orientados hacia una misma dirección y trabajando con un horizonte en común.
“Hoy hay más de 120 aeropuertos que distribuyen SAF en el mundo, pero ninguno en la región. Hay más de 52 billones de litro de SAF bajo acuerdos de compra, pero sólo 1 millón en Latinoamérica. Sin embargo, la región es privilegiada por la cantidad abundante, económica y sostenible de materias primas y cadenas de valor intermedias ya desarrolladas, lo que le otorga un enorme potencial para crear una industria masiva de SAF”, resumió Agustín Torroba, especialista en biocombustibles del IICA.