Así es la primera granja solar en Chile

Buscando disminuir los efectos de la radiación solar sobre la calidad de la fruta con mallas y considerando lo que ocurría a nivel agrícola con la instalación de paneles solares, […]
Buscando disminuir los efectos de la radiación solar sobre la calidad de la fruta con mallas y considerando lo que ocurría a nivel agrícola con la instalación de paneles solares, es que decidieron realizar agricultura bajo paneles solares considerando las experiencias existentes en Japón.
Estas experiencias son las que llevaron al Centro Regional de Investigación Raihuén, ubicado en la comuna de Villa Alegre, Región del Maule, a establecer la primera granja solar en Chile, una iniciativa impulsada por el Ministerio de Agricultura (Minagri) a través del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA).
El proyecto piloto de la granja, que cuenta con 96 paneles solares bifaciales traídos desde Japón, gracias a un convenio de INIA con la sociedad Farmdo Energy Chile, quienes entregan asesoría y apoyo en todo lo que implica este tipo de tecnología, combina dos aspectos: El energético que permite inyectar energía a la red, a través de un sistema que pasa por todas las dependencias y cuyo excedente va a la red de distribución, posibilitando un ahorro al poder disponer de esta energía, y a la vez tener cultivo y producción bajo los paneles.
Con este proyecto se espera conocer el comportamiento vegetativo, productivo y la calidad del fruto junto con la eficiencia en el uso del espacio y la gestión energética, beneficiando los ingresos de los productores agrícolas.
Como explica, Carmen Gloria Morales: “Vamos a trabajar en menor superficie, para poder generar una mayor cantidad de energía combinando esta experiencia con la producción agrícola, en el caso nuestro que tenemos experiencia trabajando con berries, frambuesas y arándanos. Esto es lo que hoy tenemos en infraestructura y a modo de piloto”.
Bajo los paneles solares en una superficie de 400 m2, se dispusieron macetas con berries, con el fin de tener el sistema controlado y poder realizar monitoreo de lo que ocurre con la planta y, de esta forma, saber lo que ingresa en el sistema y tener claridad de lo que sale de él, “El tener contenedores, nos permite contar con producción anticipada. Si bien los arándanos entran en producción comercial al tercer año, nosotros al primer año ya podemos tener rendimientos bastante atractivos, lo que en relación a lo que puedan ser cultivos que están establecidos en suelo, hay una diferencia importante. Esto nos permite también poner en marcha y evaluación los sistemas de monitoreo, así no tenemos que esperar tanto para poder evaluar producción y calidad del fruto, que es lo que nos interesa entregar como un dato cuantitativo a agricultores y asesores cuando vamos presentando y probando tecnología”, explicó la directora regional de INIA.
El proyecto durará al menos tres años en los que se debe contar con la evaluación técnica de la implementación y la evaluación agronómica de los cultivos. “Hoy hemos visualizado diferencias en los consumos de agua y en los contenidos de azúcares de los productos, pero son unidades pequeñas, en relación a lo que estamos evaluando, no son volúmenes comerciales”, señala Carmen Gloria Morales.
Sobre las ventajas que tiene este tipo de granjas destaca el ahorro del agua, la calidad del fruto al recibir menos la radiación solar, lo que beneficiaría la presentación comercial. “Lo que estamos evaluando es el valor nutricional de los frutos, que sabemos que los berries tienen y queremos saber cuánto más o cuanto menos tiene en estas condiciones”.