La Ley Karin: Desafíos y Oportunidades para el Sector Agrícola

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22-08-2024

Pero, ¿qué significa esto para el sector agrícola? ¿Está preparado para enfrentar los desafíos que esta ley impone? El sector agrícola, con sus características particulares, puede ser especialmente vulnerable a […]

Pero, ¿qué significa esto para el sector agrícola? ¿Está preparado para enfrentar los desafíos que esta ley impone? El sector agrícola, con sus características particulares, puede ser especialmente vulnerable a situaciones que la Ley Karin busca erradicar. Primero, las duras condiciones de trabajo, a menudo bajo inclemencias climáticas y con una alta carga física, pueden exacerbar tensiones y conflictos, creando un entorno propicio para el acoso y la violencia. Además, la «cultura del campo», donde el trato rudo puede ser visto como algo natural, presenta un desafío adicional al intentar implementar un enfoque más respetuoso y equitativo.

Otro factor crítico es la baja escolaridad y el escaso acceso a información sobre derechos laborales entre los trabajadores agrícolas. Esto, combinado con una baja tasa de sindicalización y una alta dependencia de empleo temporal, deja a muchos trabajadores en una posición de vulnerabilidad, especialmente a los migrantes, que a menudo trabajan en la informalidad y con escasa protección.

La desigualdad de género en las zonas rurales también es un tema que no puede pasarse por alto. Las mujeres en este sector enfrentan un riesgo mayor de acoso sexual, exacerbado por las dinámicas de poder y la falta de supervisión adecuada. El camino hacia la creación de espacios laborales libres de violencia en el sector agrícola será largo y lleno de desafíos, incluyendo la posible aplicación de sanciones descritas en la ley. Sin embargo, también presenta una oportunidad para que las empresas innoven en la gestión de personas, lo que podría traducirse en mayores niveles de productividad y bienestar en el trabajo.

El primer paso para enfrentar este desafío es afinar el diagnóstico de la situación actual: identificar los focos de violencia en el trabajo, los factores de riesgo críticos y las medidas más urgentes que deben implementarse. En lugar de centrarse únicamente en evitar multas, las empresas agrícolas podrían ver esta ley como una oportunidad para promover entornos laborales donde el respeto mutuo y el diálogo sean la base de un alto desempeño, preparándolas además, para enfrentar con éxito las crecientes regulaciones sociales que se están intensificando en buena parte de los mercados de destino.

Ignacio Larraechea L.

Director Ejecutivo de Eticolabora

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