Bokashi: El abono japonés ideal para la agricultura orgánica
Esta técnica ha ido ganando popularidad como una solución sostenible y eficiente para el manejo de residuos orgánicos. Consiste en fermentar desechos orgánicos transformándolos en un fertilizante rico en nutrientes […]
Esta técnica ha ido ganando popularidad como una solución sostenible y eficiente para el manejo de residuos orgánicos. Consiste en fermentar desechos orgánicos transformándolos en un fertilizante rico en nutrientes para el suelo.
El proceso de bokashi se podría resumir como un compostaje enriquecido y acelerado, una técnica donde los desechos orgánicos se colocan en un contenedor hermético y se cubren con una capa de activador de bokashi, que contiene una mezcla de microorganismos eficientes.
Estos microorganismos incluyen bacterias, levaduras y hongos que descomponen la materia orgánica, convirtiéndola en un compuesto rico en nutrientes. La fermentación anaeróbica que ocurre en el contenedor produce un líquido nutritivo conocido como «lixiviado de bokashi», que también se puede usar como fertilizante líquido.
Si bien se trata de una técnica utilizada desde hace años en Japón, y según algunos en Corea, no fue hasta los años 80 que un investigador japonés Teruo Higa de la Universidad de Okinawa, que buscaba una alternativa al uso de agroquímicos, la desarrolló colocando una gran cantidad de desechos con tierra y grava en un balde hermético. Luego de unos días descubrió que en su interior se había desarrollado este compost rico en microorganismos. Al método se lo llamó «bokashi», que en japonés significa «materia orgánica fermentada».
En Chile Pablo Samur, Director ejecutivo de Bioinsumos Chakrana se ha especializado en la elaboración de Bokashi, él nos explica las ventajas que tiene este producto: La principal es que es muy rápido de hacer, hay personas que hace abono bokashi en solo siete días. En el caso de nosotros son 28 días por el volumen que hacemos.
Pero las cualidades de este tipo de abono orgánico no solo son la rapidez de elaboración, tal como señala: “Además, es un abono muy completo e integral, debido a que reúne un gran contenido de materia orgánica y una gran cantidad de mineral con distintos grados de solubilidad. Y contiene una altísima carga microbiológica. Eso lo convierte en un abono con una capacidad de regeneración de suelo muy alta. Diría yo que es complementario al uso de otros abonos orgánicos. Yo no lo veo como un reemplazo al compost o al hummus, sino como un complemento”.
Además, destaca las diferencias nutricionales con otros abonos: “La mayor diferencia es la disponibilidad y concentración de los nutrientes, que se hace a partir de guano. Yo uso principalmente guano de gallina, a diferencia de los que uno ve en otros compost. Además, está enriquecido con otros componentes minerales del tipo ceniza o harina de rocas que lo convierte en un abono más rico nutricionalmente hablando que el compost”.
También comenta que el proceso al realizarse en menor tiempo potencia algunos activos: “Otra diferencia es el grado de estabilización de la materia orgánica, por ejemplo, en el caso del compost esto demora entre cinco y seis meses. Ese proceso logra un grado de estabilización de la materia orgánica que hace que los nutrientes contenidos en ese proceso sean menos activos en las dinámicas propias del suelo”.
Chakrana comenzó en el año 2019 experimentando con preparaciones, y hoy tienen más de veinte productos que venden de manera online y desde hace un año en el retail. “Hemos puesto mucho cuidado en el desarrollo de nuestros bioinsumos, con muchas pruebas y análisis, y todo apegado a la legislación, hay que recordar que desde el año pasado hay una nueva ley de bioinsumos” señala Pablo Samur,
Hoy desde Chakrana buscan seguir creciendo, mientras las bondades del bokashi como abono se den a conocer y se siga instalando como una real alternativa, para quienes quieran intentar cultivar de una manera más orgánica y sustentable.