Esta innovación, llamada Acer i-Seed, está basada en las semillas aladas que se encuentran en la naturaleza para aumentar su alcance y monitorear cambios en el ambiente, los cuales pueden ser claves para el futuro de una cosecha.
La Robótica, los drones y sensores remotos, están cambiando la forma en que se realiza la producción de alimentos en el mundo. Desarrollos que un grupo de investigadores del Instituto Italiano de Tecnología (IIT) y del Instituto Leibniz de Nuevos Materiales de Alemania han llevado a un nuevo nivel.
Se trata de las Acer i-Seed, estas semillas artificiales luminiscentes cargadas con sensores permiten recoger información respecto a factores medioambientales como la temperatura, la humedad o la contaminación.
Esta idea la explican en detalle en la revista científica Science Advances. Ahí señalan las ventajas del sistema de biosensores que además podrían llegar más lejos de los que existen en la actualidad, y lo mejor de todo, sin convertirse en desechos contaminantes luego de su uso.
Esto porque están fabricados con un material biocompatible y compostable. La base es de ácido poliláctico (PLA) con partículas de lantánidos fluorescentes, los cuales son sensibles a las temperaturas y la humedad.
El diseño de estos dispositivos está inspirado en las semillas de arce, con una sola hélice que es capaz de avanzar largas distancias sobre el terreno. Así su modo de uso se puede realizar lanzando los dispositivos con un dron equipado con un sistema fLiDAR (detección y alcance de luz fluorescente). Esto, gracias a sus sensores de temperatura pueden ser analizados posteriormente con drones.
«Este estudio demuestra que imitar las estrategias o estructuras de los seres vivos y replicarlas en tecnologías robóticas son elementos clave para obtener innovación con bajo impacto ambiental en términos de energía y contaminación», comentó Barbara Mazzolai, Directora Asociada de Robótica del IIT y Directora del Laboratorio de Robótica Suave Bioinspirada (BSR).
Los Investigadores están considerando en el futuro incorporar partículas fluorescentes sensibles a otros parámetros ambientales, como la humedad, el nivel de CO2 o contaminantes.
Se trata de un proyecto apoyado con fondos de la Unión Europea gracias al proyecto I-Seed, coordinado por IIT, que hasta el momento ha presentado interesantes resultados.