Las nuevas tecnologías han permitido aumentar la productividad incluso para quienes no poseen grandes extensiones de terreno o grandes recursos para hacerlo. Drones, sensores remotos, inteligencia artificial e información en línea están abriendo caminos que hasta hace poco eran impensados en la agricultura chilena.
Por miles de años la agricultura ha sido un proceso arduo, sacrificado y que requiere de grandes conocimientos para llegar a obtener una cosecha exitosa. Una historia que comenzó a cambiar con la incorporación de elementos como el arado y los motores de combustión interna, que impulsan la mayoría de las máquinas actuales, y que generaron una verdadera revolución en la agroindustria.
Hoy estamos ante una nueva revolución, donde la inclusión de la robótica nos permite una agricultura a menor costo, más eficiente y sustentable. Esta es la visión que comparte el ingeniero agrónomo y académico de la UFRO, Universidad de Los Lagos y la Universidad Santo Tomás, Rodrigo Díaz: “Con la agricultura tradicional, un pequeño productor que cultivaba una hectárea de trigo, la tenía literalmente para sobrevivir, para ellos era imposible llegar al potencial de producción como llegaba un gran productor, obteniendo sólo a alrededor de 20 quintales. Pero ahora con las tecnologías, aplicando un buen manejo, buenos productos y llegando a tiempo, el rendimiento de los cultivos aumenta exponencialmente. Tú puedes asegurar la independencia alimentaria de una familia, es decir, lo que se producía en una hectárea para una familia ahora funciona para cinco”.
Entre el uso de estas nuevas tecnologías que destacan en la agricultura chilena, se encuentra la incorporación de drones y sensores remotos que permiten tener un monitoreo constante de los cultivos, ahorro en fertilizantes y en los recursos de agua, suelo, entre otros, y todo a menor costo del que se tenía antes.
El académico señala que la incorporación de toda esta tecnología y de la robótica, de la que se habla en nuestro país desde alrededor de 1997, permite actualmente no sólo el ahorro de recursos económicos para quienes se dedican a la agricultura, sino también abrir un camino hacia una nueva agricultura más sostenible y en donde cada día son más los que transitan. Una agroindustria que continúa por un camino más verde siendo amigable en sus prácticas y manejos con el medioambiente.
Rodrigo Díaz, advierte: “Si bien esta tecnología como el dron no reemplaza al tractor, ayuda, es un complemento, es como cuando tenías una rastra y ahora tienes un incorporado, es una ayuda. Entre las cosas que tienes en el campo para jugar y trabajar, ahora tienes el dron. Por ejemplo, cuando tienes un suelo anegado, o una pendiente tu dices, oye por qué no entro con el dron, o cuando tienes que aplicar agroquímico, el dron baja el impacto de los agroquímicos en el suelo porque tiene un estanque pequeñito”.
Las nuevas generaciones
Otra de las ventajas con las que cuenta la incorporación de las nuevas tecnologías en la agricultura es que su uso es muy familiar para las nuevas generaciones de profesionales del agro, por lo que su incorporación ya no tarda años o décadas como anteriormente, además de considerar que serán ellos los responsables del futuro de la agroalimentación en Chile.
Para el académico, otra ventaja del acercamiento de la tecnología con las nuevas generaciones es que: “Se ha retomado la participación de los jóvenes en la agricultura, ya que muchos pensaban que trabajar en el campo era algo retrogrado, pero con el uso de los drones y satélites se ha incorporado mucha gente joven, ya que por ejemplo, con un pequeño capital abren una empresa de fumigación y se dedican al rubro”.
Sin duda, estamos ante una nueva revolución en el sector de la agroalimentación donde además de existir tecnologías más accesibles que antes, para el monitoreo y control de la producción, también estamos dando paso a una nueva generación de profesionales que harán avanzar la agricultura hacia un nuevo nivel de desarrollo que nos acerque a una producción más eficiente, sustentable y regenerativa.