La producción de aceite de oliva en Chile muestra señales de recuperación y adaptabilidad ante los desafíos climáticos y de mercado. Los agricultores locales, enfrentados a la escasez hídrica y la volatilidad de precios, están innovando con nuevas variedades y tecnologías para asegurar una producción sostenible y competitiva. Mientras tanto, España y Argentina también lidian con la escasez de plantas y buscan en Chile una solución para sus crecientes demandas.
La situación sobre la producción de aceite de oliva en España ha sido calificada por los especialistas de muy inquietante: durante el 2023 se produjeron 700 mil toneladas de aceite de oliva, muy por debajo del promedio de los últimos años. La producción récord de años anteriores es de 1.77 millones (2019) y comparados con las dos últimas temporadas donde se han producido entre 600 a 700 mil toneladas, el resultado de los últimos dos años es muy inferior a lo obtenido 2019. El 75 % de los olivares están en zonas de secano y con la escasez de lluvia que ha azotado a la península ibérica los últimos inviernos, ha hecho que para este año el olivo nuevamente no esté preparado para una buena producción. “De todas maneras, los especialistas prevén que no habrá una nueva caída. Es decir, no hay potencial productivo para aumentar la capacidad porque los olivos no han podido desarrollarse. Sin embargo, ha llovido mucho y la capacidad productiva no va a caer debido a este fenómeno”, comenta José Manuel Lacarte, director comercial de Agromillora Iberia.
La escasez de aceite de oliva se ha disparado bastante en los últimos dos años, los precios del aceite estuvieron alrededor de 10 euros por litro. Esto ha significado que los productores de olivas han obtenido una rentabilidad más elevada y, en consecuencia, se ha producido una sobre demanda de este frutal en España, Portugal e Italia. “Actualmente, hay una demanda para cubrir más de 60 mil hectáreas de olivar en seto. Si no hay capacidad productiva para enfrentar la demanda y el tener centros productivos de contra estación, en Europa, específicamente Agromillora, tiene la capacidad de producción de Chile y darle respuesta rápida al mercado español de plantas de olivo”, agrega Lacarte. En efecto, para este año, Agromillora sur tiene contemplado el envío de más de 3 millones de plantas de olivos a España para cubrir esas necesidades, ya que, para este año, la demanda de plantas de esta especie arbórea está en aumento.
Mercado Argentino
No sólo España tiene una sobredemanda de olivos. En Argentina se están abriendo a producir aceite de oliva de primera calidad, específicamente en Unión Agraria S.A. empresa que se sumó a la producción de 1500 hectáreas en la provincia de La Rioja. Actualmente están produciendo 2,5 millones de kilos de pepas de olivo y se espera que prontamente incorporen otras 1.500 hectáreas. Tal como en España, en Argentina también hay escasez de plantas de olivos, no hay viveros consolidados.
Para César Jiménez, gerente de producción Unión Agraria S.A el aporte de las plantas producidos en Agromillora Sur y el apoyo de sus especialistas ha sido fundamental. “Indudablemente que la calidad es excepcional, en temas sanitarios y cualitativos es muy bueno, tenemos, además, una importación que debemos certificar con las autoridades argentinas. Las plantas cumplen los requisitos que hablamos y lo demostramos. Toda planta que viene de Chile tiene una doble certificación con los más altos estándares de calidad.
Con todo, las perspectivas siguen siendo positivas en el mediano plazo. Para Mauricio Zúñiga, Key Account Manager de Agromillora Sur, poder surtir mercados internacionales, en este caso de plantas de olivos, es un proceso que involucra diversas validaciones, tanto del SAG como de los organismos de cada país para cumplir las normativas y regulaciones respectivas. “Es parte de la propuesta de valor que generamos, poder mover plantas y portainjertos de un país a otro, siempre cumpliendo las exigencias sanitarias locales e internacionales”, sostiene.
La situación de Chile
Chile no ha estado ajeno a las vicisitudes del mercado internacional en la producción de olivos, específicamente en aceite. Es más, la producción en Chile en los últimos años ha tenido variaciones tanto al alza como a la baja, como se observa en el gráfico. En 2021 se observó una producción histórica debido a los manejos productivos y a las mejores condiciones climáticas que permitieron el aumento de la producción. “En el 2022, se observó una baja productiva principalmente por la restricción hídrica que provocó pérdidas de rendimiento y por el añerismo en huertos que venían con producciones históricas del año anterior. Y el año pasado, se produjo un alza del 27% respecto al año anterior”, comenta Gabriela Moglia, gerente general de Chile Oliva.
Para la ejecutiva, en nuestro país podría darse que, en el mediano plazo, exista un mayor interés por plantar nuevas hectáreas debido a la falta de stock a nivel mundial y el alza de precios vistos en este último período, sin embargo, la disponibilidad de agua en las zonas productivas es un tema fundamental para poder realizar nuevas plantaciones, como también la evolución que ocurre en el futuro respecto a las condiciones de mercado a nivel global y sobre la incorporación de nuevas variedades. “Precisamente en mayo participamos en el seminario realizado por Agromillora en Santa Cruz sobre nuevas variedades, ya que nos parece fundamental poner a disposición de los asociados las nuevas alternativas existentes, que permita a las empresas adaptarse al cambio climático, a las nuevas condiciones que están ocurriendo en las zonas productivas como temperaturas extremas, sequía, etc”, agrega.
En efecto, la situación de acceso al agua y el cambio climático son temas que preocupan a los productores locales. “Hemos estado enfrentados a precios históricos”, comenta Mauricio Zúñiga. Sin embargo, el ejecutivo sostiene que los precios deberían tender a estabilizarse para el próximo año. “Si bien hoy el precio del litro de aceite de oliva está aproximadamente a $13 mil, el próximo año debería tender a normalizarse. “Existen diversos proyectos para aumentar la producción de aceite de oliva en nuestro país, pero el desafío para los agricultores locales es disminuir sus costos”, agrega. “Además de la introducción de especies que podrían enfrentar episodios climáticos más extremos, incluir tecnología en los campos como la cosecha mecanizada y la plantación en seto, son parte de una serie de elementos claves para generar una mejora sustancial en la cosecha final”, puntualiza.
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