Se trata de las variedades Munay, una uva “de nicho” con delicado sabor moscatel, atractivo color rosado y buena firmeza, y la INIA-G4, una variedad temprana, de alta productividad y 100% chilena.
El Programa de Mejoramiento Genético en Vides INIA – Biofrutales con el apoyo de Corfo trabaja desde hace más de 15 años desarrollando la variedad INIA- G4, que presenta cualidades muy atractivas para los productores, tales como firmeza, sabor agradable, fácil manejo agronómico, alta fertilidad, calibre adecuado para la exportación y buena postcosecha.
María Cecilia Peppi, investigadora de INIA La Platina, a cargo del Programa de Mejoramiento Genético y el escalamiento destacó que la variedad INIA-G4 ha presentado un buen comportamiento y una productividad razonable pese a las limitaciones de agua, “por las características de esta variedad, por el vigor que tiene y unido a otras prácticas de manejo como el uso de mallas y otras cosas que nos puedan ayudar a disminuir la demanda hídrica”.
Productores, exportadores y viveristas vieron en terreno las principales ventajas de esta variedad de uva de mesa, que presenta como una de sus principales características ser una uva de mesa blanca, de cosecha media-temprana, de un sabor agradable y buena firmeza.
Rodrigo Cruzat, gerente de Biofrutales, sostuvo que la fruta tiene muchas características que los productores han solicitado por años, motivo por el cual ha tenido una buena recepción “que sean variedades que se adapten, que sean más amigables con el productor. Creemos que esta es una variedad que cumple con esas cosas”.
Cruzat indicó, además, que si bien estamos en una situación compleja desde el punto de vista hídrico, “nuestro compromiso es poder seguir adelante, poder seguir robusteciendo el paquete tecnológico, es decir, la información de estas variedades de manera de disminuir la incertidumbre que tengan los productores a la hora de tomar decisiones”.
La variedad INIA-G4 es una uva blanca, sin semilla, de baya ligeramente alargada y muy agradable de comer por su firmeza y sabor, su racimo es de manejo sencillo y alcanza fácilmente calibres de exportación sin perder la calidad y condición que exigen los mercados internacionales. Además, es de alta fertilidad permitiendo altas producciones, al menos de 4.000 cajas/ha. Otra de sus características es que presenta una buena postcosecha, llegando a 45 y 60 días con una fruta firme, con un raquis adecuado y un sabor muy agradable, tampoco se ha observado la presencia de desgrane ni pardeamientos internos ni externos, tanto a cosecha como después de las evaluaciones de simulación de envío a destino.
Munay, fruta «de nicho»
Durante enero, también se dio a conocer el comportamiento de la temporada 2023-2024 de la variedad de uva de mesa Munay (INIA – G3), que se caracteriza por la adaptación del manejo del cultivo a las condiciones climáticas locales, permite expresar la calidad y producción, según explicó Nicolás Verdugo, encargado del Centro de Estudios de la Biodiversidad del Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Intihuasi, “Vicuña es un sitio de validación para ver comportamientos de estas nuevas variedades, específicamente, cómo se comportan bajo las condiciones del norte de Chile, tomando a Vicuña como una zona de referencia, dadas las problemáticas que hay acá asociadas a altas temperaturas y escasez hídrica que nos ha afectado fuertemente durante esta temporada”. También, comentó que es una variedad “fuerte y productiva, además de ser atractiva y agradable para consumir. Es fácil de manejar. Nosotros esta temporada, con poca agua, vamos a tener una producción muy razonable desde el punto de vista comercial”, explicó.
La variedad de uva de mesa Munay, es una variedad que fue desarrollada en el marco del Programa de Mejoramiento Genético en Vides PMG INIA-Biofrutales, liderado por la investigadora María Cecilia Peppi de INIA La Platina, apoyado por Corfo y que se está validando en la Región de Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana y del Libertador Bernardo O´Higgins. Dentro de sus características positivas destaca su color rosado, su baya firme sin semillas que alcanza tamaños de 18 – 20 mm, cosecha tardía, alta fertilidad y productividad de más de tres mil cajas por hectárea, manejo sencillo, alto rendimiento en packing y buena postcosecha.
Debido a sus atributos, desde el punto de vista comercial, la uva de mesa rosada Munay, se dirigirá a un público “de nicho”, “la queremos posicionar como una variedad de nicho, al tener un moscatel suave creemos que tiene muchas características positivas que aportan a la industria”, expresó Constanza Zapata, jefa de productos de vides y kiwis en A.N.A. Chile, empresa que entrega soporte comercial al Programa de Mejoramiento Genético en Vides.
Andrés Zurita, director regional de Corfo, destacó que el programa cuenta con un modelo comercial y un acompañamiento a nivel de escalamiento productivo, “lo que permitirá que los agricultores puedan renovar sus materiales y esto es muy importante dado que cada vez más se incrementa el porcentaje de exportaciones de uva de mesa chilena que provienen de nuevas variedades, por lo tanto, esto va en línea con el proceso de modernización de la industria de uva de mesa que cuenta además ahora con material genético hecho por y para las necesidades locales”.