En la búsqueda de procedimientos que nos lleven hacia una agricultura más sostenible es que, entre quienes se dedican al cultivo del tomate, han surgido tres prácticas que se han popularizado cada vez más: el humus de lombriz, el té de compost y el compostaje de las plantas de tomate, que una vez cosechadas se utilizan para fertilizar el suelo.
El tomate es una de las hortalizas que más nutrientes consume del suelo, ya que para su desarrollo necesita macronutrientes como nitrógeno, fósforo y potasio, además de micronutrientes como calcio y magnesio, entre otros. Por esta razón, en su cultivo siempre es beneficiosa una dosis extra de nutrientes para que los tomates se mantengan saludables y se logre la mejor cosecha. Para ello, la nueva tendencia es utilizar fertilizantes orgánicos que no generen riesgos para la salud ni contaminen el ambiente.
Humus de lombriz
Agricultores del Valle de Azapa están transformando sus cultivos hacia unos más naturales con la incorporación de lombrices para el desarrollo de vermicompost y la producción de humus, apoyados por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y la Fundación Superación de la Pobreza (Servicio País).
En este sentido, Silvana Marcas, productora del km 45 del Valle de Azapa e integrante del Grupo de Transferencia Tecnológica de Surire en 2018, explica que mediante el trabajo realizado junto a INIA y Servicio País para la producción de humus, obtuvo dos tipos de abono: uno líquido, que se obtiene de la lixiviación del cajón de producción de lombrices, y otro sólido, o humus, obtenido luego de un proceso más largo.
Acerca de los efectos en sus cultivos, comenta que realizó pruebas en terreno donde comprobó las ventajas de utilizar un producto más amigable con el medio ambiente, disminuyendo el consumo de agroquímicos.
Ventajas del uso del humus de lombriz en el cultivo del tomate
“Considerando que los suelos de nuestra región son pobres en materia orgánica, lo óptimo es pensar que cada residuo vegetal no debe ser desechado ni mucho menos quemado, sino más bien incorporado al suelo, ya sea mediante compostaje o, mejor aún, mediante el desarrollo de vermicompost para la producción de humus”, afirma Marjorie Allende, agrónoma de INIA Ururi.
Por su parte, Hernán Allendes, asesor de hortalizas, ambiente protegido y aire libre, y profesor de la Universidad Católica de Valparaíso, expresó: “Este año en la zona de Quillota se entregó humus de lombriz a varios productores de tomate. Al mirar los análisis de ese humus de lombriz comparado con los compost y la oferta que hay acá en la región, el humus era de mejor calidad, específicamente en el aspecto químico y de conductividad eléctrica. El grado de salinidad era muy bajo frente a los compost, que a veces tienen el problema de ser muy salados, lo cual, en un cultivo intensivo y en una época de sequía, aumenta el riesgo de salinización. Por lo tanto, mirando los datos, el humus de lombriz presentaba una gran ventaja frente al compost”.
Entre las múltiples ventajas que tiene el uso de este producto, la agrónoma de INIA Ururi destaca que, además de mejorar el crecimiento vegetal mediante el aporte de nutrientes, también mejora las propiedades naturales del suelo, como la aireación y el aumento de la vida microbiana.
Té de compost
Uno de los mejores fertilizantes líquidos es el conocido “té de compost”, que puede aplicarse casi todos los días con el agua de riego. De esta forma, se mantiene la humedad del suelo y se aporta una buena dosis de nutrientes.
El té de compost está compuesto por la mezcla perfecta de nutrientes que ayudan a las plantas de tomate a mejorar su desarrollo. Estos se absorben fácilmente, lo que impulsa el cultivo y permite obtener una cosecha abundante. Eso sí, se debe tener la precaución de que el compost del que se realiza el té sea de buena calidad.
Compost de tomate
La Región de Valparaíso cuenta con el 17% de la superficie nacional plantada para tomate, con 716 hectáreas. Las comunas de Limache, Olmué y Quillota concentran el 93% de la superficie cultivada en la región. Esto genera toneladas de residuos orgánicos e inorgánicos que muchas veces no reciben una gestión adecuada, ya sea por falta de conocimiento de buenas prácticas o mal uso, lo que provoca daños al suelo, al medioambiente y a la comunidad.
Observando este problema, en 2016 nace la Cooperativa Weltun Mapu, un proyecto cofinanciado por CORFO e intermediado por Fedefruta F.G., formado por un grupo de nueve empresarios de Limache y Olmué comprometidos con el desarrollo sostenible de la industria. Ellos se hacen cargo de los residuos y los reincorporan en el circuito económico, valorizándolos y minimizando el impacto en su entorno. Para ello, reciben plantas para el reciclaje de toda la zona, lo que les permite comercializar los sustratos en circuitos cortos con los mismos productores de tomates de la zona.
En el proceso de compostaje se utilizan únicamente los residuos de las plantas de tomate y microorganismos específicos que se encargan de degradar la materia orgánica.
Entre los cuidados se encuentran los volteos mensuales, la aplicación de microorganismos, el tapado para evitar que se deshidraten las plantas y el control de temperatura, entre otros aspectos. Luego el material se envasa y se envía a predios, jardines o viveros para su venta, devolviendo de esta forma el valor a la tierra.
Ventajas del compost de tomate
En este aspecto, son diversos los estudios que se están desarrollando para aprovechar al máximo este producto, entre ellos algunos de universidades chilenas. “El año 2021 realizamos un estudio en conjunto con la Universidad Federico Santa María. Tomamos una cama, como le llaman los agricultores, con la forma en que normalmente hacen el cultivo, otra con Trichoderma, otra con bocashi y otra con compost, y se realizó una medición de los resultados en el suelo, el crecimiento, la cantidad de hojas y la calidad del tomate”, explicó Jorge Sánchez, gerente de la Cooperativa agrícola de reciclaje y valorización de residuos agroindustriales y comunitarios Weltun Mapu.
Esta investigación obtuvo interesantes resultados: “Al tener este compost una alta cantidad de N-P-K y otros microelementos, la calidad del producto es mejor que el testigo y que el de Trichoderma, que protegía la planta pero no tenía tantos nutrientes como el compost y el bocashi. El mejor resultado para el tomate lo presentaba el bocashi de residuos de tomate, pero el compost, en cuanto a los nutrientes que aporta al suelo y el calibre del tomate, también presentaba resultados muy positivos”, concluyó el representante de la cooperativa.
Estas tres formas de abono tienen aspectos positivos. Sin embargo, cuál utilizar y en qué cantidades dependerá del análisis de suelo que se realice y de los objetivos que se esperen lograr. Lo más importante es que los tres son abonos más amigables con nuestro medio ambiente.
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