Francisco Gardiazabal, Socio Asesor de GAMA, destaca la importancia de los suelos en el cultivo de palto y nos revela datos sobre la gran cantidad de biodiversidad que lo habita: unos 33 millones de macroorganismos por hectárea.
En conversación exclusiva de GreenNetwork con Francisco Gardiazabal, se exploraron las características fundamentales de los suelos en los huertos de palto y su inmensa riqueza biológica. Gardiazabal es Ingeniero Agrónomo de la PUCV, Diplomado en Citricultura por IVIA, Valencia, España, y Diplomado en Fruticultura por CAEM, Zaragoza, España. GAMA, la empresa en la cual es Socio Asesor, se enfoca en asesoría productiva y la realización de estudios aplicados en cultivos subtropicales, principalmente en paltos y cítricos. «Somos una empresa altamente comprometida con el desarrollo de herramientas sustentables», manifiesta Gardiazabal.
Con más de 50 años de experiencia, Gardiazabal subraya que los suelos no solo son el fundamento del cultivo, sino que albergan una diversidad de organismos que son vitales para su sostenibilidad. En este contexto, reveló un hallazgo sorprendente de suelos de paltos en cerros: «la materia orgánica subió de 0.9% a 19.3%. O sea, la cantidad de materia orgánica que tienen los suelos que tienen paltos es extraordinariamente alta.» Este aumento en la materia orgánica es un indicador clave de la salud del suelo y su capacidad para retener nutrientes y agua, lo cual es esencial para el crecimiento del palto.
La relevancia de la materia orgánica se enmarca dentro de las recomendaciones de organismos internacionales como las Naciones Unidas, que indican que «un suelo debería tener un 5% al menos de materia orgánica para que sea sustentable en el tiempo.» Sin embargo, los análisis realizados por GAMA revelan que los huertos de palto superan este umbral, mostrando porcentajes de materia orgánica que «en huertos adultos en los cerros llegan a tener 17%, 19%, 20%,» e incluso algunos suelos alcanzan hasta un 22% y 27%.
Gardiazabal subrayó también la biodiversidad única que caracteriza a los suelos de palto. “En la zona de Panquehue (Provincia de San Felipe de Aconcagua, Región de Valparaíso), encontramos 33 millones de estos macroorganismos por hectárea. Esa es la vida que tiene el suelo en los paltos.” Esta diversidad es fundamental para mantener el equilibrio ecológico, facilitando procesos como la descomposición de materia orgánica y el control biológico de plagas.
Un aspecto destacado de la fauna del suelo son las lombrices. Según Gardiazabal, «encontramos que había más o menos entre 4.000 y 5.000 kilómetros de galería por hectárea al año que hacen alrededor de 1.200.000 lombrices que hay en los suelos de palto por hectárea.» Este alto número de lombrices contribuye significativamente a la salud del suelo, ya que actúan como ingenieros del mismo, mejorando su estructura y facilitando la aireación y el drenaje.
En cuanto a la composición microbiana, el ingeniero afirmó que «es increíble la cantidad de bacterias y los tipos de bacterias y las funciones que cumplen cada una de ellas.» Unas de las más destacadas que se están estudiando en relación al cultivo de palto son las bacterias del género Bacillus, como el Bacillus amyloliquefaciens, que mejora el enraizamiento de las plantas y, por ende, su capacidad para absorber y utilizar los nutrientes del suelo de forma más eficiente.
La capacidad de estas bacterias para colonizar las raíces de las plantas y potenciar su crecimiento es un avance significativo en el manejo agronómico, especialmente en un contexto en el que las prácticas agrícolas buscan ser más sostenibles. «Estas bacterias tú las puedes comprar hoy día en el mercado mundial y en el chileno», comentó Gardiazabal, resaltando la accesibilidad de estas soluciones biológicas.
Gardiazabal también enfatizó la importancia de la gestión de estos suelos, especialmente ante el cambio climático. «Los árboles, tanto el dosel de los árboles como este mulch, interceptan muy bien la lluvia y generan una gran absorción de agua, retardando y disminuyendo la escorrentía». Este atributo es especialmente valioso en áreas con potencial de erosión, donde el cultivo del palto puede contribuir a la estabilidad del suelo.
A su vez, CAZALAC (Centro del Agua para Zonas Áridas y Semiáridas de América Latina y el Caribe), un organismo de investigación de la UNESCO, ha corroborado los beneficios de los huertos de palto y su capacidad de interceptar lluvia y reducir la escorrentía. Este centro se dedica a la investigación y desarrollo de prácticas que optimicen el uso de recursos hídricos en contextos áridos, apoyando a las comunidades en la gestión sostenible del agua.
Gardiazabal enfatiza que las investigaciones realizadas por CAZALAC respaldan la idea de que «realmente el palto, con su dosel y con la cantidad de hojarasca que tiene el suelo, no causa problemas de erosión, a pesar de estar en suelos con potencial de erosión severo.» Esto destaca la importancia del palto en la preservación del suelo y en la mitigación de procesos erosivos, lo que es crucial en muchas regiones vulnerables a la desertificación y al cambio climático.
Por último, el ingeniero agrónomo reiteró que el conocimiento sobre la vida en los suelos de palto y su manejo adecuado es crucial para la viabilidad y sostenibilidad de estos cultivos en el futuro. Además, invitó a los productores a innovar y a compartir sus experiencias: «Con un enfoque proactivo y sostenido en prácticas responsables, los cultivos de paltos pueden no solo ser sostenibles, sino también una fuente vital de recursos y sustento para las comunidades involucradas.»
Gardiazabal concluye que el futuro del cultivo de palto no solo depende de las técnicas agronómicas, sino también de la capacidad de todos los actores involucrados en la cadena productiva para adaptarse y trabajar juntos en la búsqueda de soluciones sostenibles. Con este enfoque, se espera que los huertos de palto no solo continúen prosperando, sino que también se conviertan en un modelo de agricultura responsable y resiliente frente a los desafíos ambientales actuales y futuros.