Que el desierto de Atacama es el más árido del mundo, no hay duda de eso, pero ¿alguna vez pensaste en plantar una lechuga en el desierto o la posibilidad de tener un invernadero en ese lugar? Parece una locura, pero si ya existe la inteligencia artificial, entonces ahora todo es posible.
En la estación experimental ubicada al sur de Iquique (Alto Patache), conocida como Estación Atacama UC, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, un grupo de investigadores interdisciplinarios de las áreas de Agronomía, Geografía, Gobernanza y Ordenamiento Territorial, Energía Solar y Arquitectura buscan revolucionar lo que hasta ahora conocemos como desierto, a través del uso de agua de niebla como insumo para el riego, por lo que buscan definir el número de hectáreas que podrían ser regadas con este recurso.
El año 2022, se abrió por primera vez una convocatoria a un proyecto Fondecyt de exploración de la ANID, presentaron la propuesta y se adjudicaron el proyecto. Uno de los requisitos era tener una investigación novedosa y disruptiva, a lo que el proyecto «Establishing the basis for the use of fog water as the main source for agricultural production across The Atacama Desert», se acomodaba perfecto. Y es que según los datos recabados por este grupo de investigadores muestran que “en la niebla, hay suficiente agua disponible a lo largo del año como para hacer agricultura a gran escala en el desierto. Esto no solo es un invernadero pequeño de 50 m2, sino que hay suficiente para hacer una producción importante”, explica Francisco Albornoz, docente de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales UC.
Tipos de cultivo
Hasta ahora, los cultivos con los que se ha evaluado el agua de niebla son cultivos hidropónicos que se destacan por tener un consumo bajo, por lo que se tiene experiencia con lechugas y frutillas. En este segundo año del proyecto, se espera realizar evaluación con cultivos directamente en suelo, como lechuga y trigo candeal. “Uno de los objetivos este segundo año es tener cuantificado cuánta agua consumen estos cultivos al aire libre”, indicó Francisco Albornoz.
“Debemos evaluar como se comportan las condiciones de suelo a lo largo de la temporada de cultivo. Los suelos son bastante salinos, afortunadamente en los sectores donde estamos trabajando no hay grandes problemas de Boro por ejemplo, que es algo bien complejo en el norte de Chile, el Boro es súper tóxico para los cultivos en altas concentraciones. Entonces, desde este punto de vista, los suelos no son de buena calidad, por lo tanto, tenemos que evaluar y ver si el rendimiento que se obtiene, justifica toda esa inversión de agua. Por eso, partimos con hidropónico porque son condiciones mucho más controladas y ya sabemos que el requerimiento hídrico de un cultivo hidropónico en invernadero es mucho menor que uno al aire libre”, comentó Albornoz.
La relevancia del proyecto
Para el investigador, lo más relevante es que el proyecto permitiría tener seguridad alimentaria al incorporar nueva superficie cultivable capaz de alimentar a la población local y exportar productos a otras zonas del país, además de contar con un laboratorio en el desierto, que les permitiera trabajar seleccionando variedades, diseñando sistemas de cultivo que pronto permita adaptarse en la zona central y centro sur al cambio climático y asentar las bases de un ambiente productivo completamente nuevo para el agroecosistema chileno.
El proyecto contará con dos sitios experimentales: uno en la Estación Atacama UC y otro en el sector de Falda Verde, cercano al Parque Nacional Pan de Azúcar. Allí se establecerán cultivos al aire libre y bajo invernadero para evaluar la eficiencia en el uso del agua en un período de 36 meses, durante los cuales se espera establecer las bases para la producción agrícola a gran escala en el Desierto de Atacama.
El equipo de investigadores está conformado por Francisco Albornoz, académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal, encargado del proyecto interdisciplinario; Camilo del Río como Director alterno, Virginia Carter y Pablo Osses como investigadores (los tres del Instituto de Geografía UC); Rodrigo Escobar de la Facultad de Ingeniería UC como investigador y finalmente Lucas Vásquez, investigador de la Facultad de Arquitectura UC.
Fotografías: Inés Vilches, asistente de investigación.