Científicos de las universidades de Talca, de Chile y Andrés Bello, estudian las propiedades de la pared celular de la frutilla, calafate y papaya que podrían ser utilizadas para crear alternativas farmacológicas.
La investigación es parte del proyecto Anillo llamado (Chicobio) “Componentes de la pared celular de la fruta chilena como recurso biotecnológico”, en el que participan investigadores de las tres universidades.
“Hemos estudiado por muchos años el proceso de maduración de la fruta, especialmente el ablandamiento, esto ya que cuando uno exporta fruta lo que menos quiere el productor es que la fruta llegue blanda a destino, entonces lo que queremos es conocer un poco de la bioquímica de preservar la fruta en un estado de firmeza mucho más prolongado que, eventualmente, en alguna fruta así ocurre. Entonces, a partir de él hemos ido conociendo enzimas que promueven el rompimiento de los componentes de la pared que principalmente en el caso de la fruta son azúcares, oligosacáridos, y por lo tanto, cuando se rompen estas estructuras que son polímeros, se produce el ablandamiento”, explicó Raúl Herrera, investigador principal del proyecto y académico del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Talca.
A partir de ello, los investigadores comenzaron a pensar en que podrían identificar en la pared celular de estos frutos nativos, nuevas enzimas que podrían utilizarse para la valorización de residuos de la agroindustria, y de esta forma dar origen a otros productos beneficiosos para las personas, según lo que se ha dado a conocer hasta ahora fármacos que, incluso, pueden ayudar a quienes padecen de cáncer.
“El proyecto pretende estudiar estos frutos nativos y usar sus residuos generados por la agroindustria para poder obtener nuevos productos que puedan tener uso farmacológico o de salud, como, por ejemplo, ayudar a la movilidad de los alimentos en el tracto digestivo”, expresó María Alejandra Moya, académica de la Universidad de Talca y directora del proyecto.
Actualmente, los investigadores se encuentran buscando nuevos componentes de la pared celular y en una siguiente etapa esperan ensayarlos en su actividad biológica. El proyecto se continuará trabajando hasta noviembre de este año, fecha en la que finaliza y en la que el grupo de investigación espera postular a nuevas convocatorias para realizar una propuesta de continuidad basados en los resultados que han obtenido hasta ahora.
Por otra parte, este proyecto anillo se encuentra vinculado a la empresa Agrozzi, que es la interesada en trabajar en economía circular, lo que les abre nuevas perspectivas. Como señala el académico Raúl Herrera, “Trabajar con la empresa nos da un plus respecto a lo que venga hacia adelante y hemos conversado que tanto nosotros como la empresa, debemos estar abiertos a lo que la ciencia, que de repente, abre espacios impensados a los cuales hay que estar dispuestos a concurrir. Estamos explorando y el camino a seguir dependerá del éxito de los resultados que tengamos”, concluyó el investigador.