Entrevista con Waldo Soto, co-director de 2811
En el marco de la segunda edición del evento Agrifood Summit Los Ríos, conversamos con Waldo Soto, uno de los speakers del evento y co-director de 2811, una plataforma de cambio social, establecida en Chile, Alemania, Colombia, Brasil y Estados Unidos, y cuyo objetivo es fortalecer ecosistemas de innovación y emprendimiento, para ofrecer soluciones multi-sectoriales, sistémicas y sostenibles a los desafíos más apremiantes de hoy.
Durante nuestra conversación, el especialista abordó la importancia de incrementar las capacidades del mundo agrícola, especialmente en un contexto donde los cambios están a la orden del día, y definirán a las futuras generaciones.
Waldo, primero que todo, felicitaciones por tu charla, estuvo increíble. Queríamos preguntarte por lo que planteaste, obviamente se necesita avanzar hacia un futuro más sostenible en la agricultura, pero la falta de capacidad o de capacitación es un desafío importante. Tu mismo lo decías, aun no existe la respuesta única pero, ¿cuál crees tú que es el próximo paso? ¿En qué puntos debemos trabajar con fuerza? Y, ¿Por qué estamos fallando? ¿Es algo nacional o se ve en todo el mundo?
Si, es algo que está pasando en todo el mundo. España, por ejemplo, que es un referente bachiller en temas de agricultura, tiene también el problema de que el campo se está despoblando. Y eso quiere decir que el campo, la industria agrícola, no tiene recambio generacional y sin nuevas personas que tomen la empresa del campo, este no va a seguir existiendo. Entonces, ahí tenemos un problema, no solo de capacidades, sino también de personas, cómo le aseguramos a las nuevas generaciones que puedan habitar el campo y ver en la agricultura algo a lo cual dedicarse, y que les apasione igualmente.
Yo creo que a las nuevas generaciones hay que atraerlas de distintas formas, no tienen los mismos intereses que tenía la generación anterior, quizás. Entonces, hay que hacer una campaña o algo que valide el mundo agrícola, que valide la industria agrícola para las generaciones futuras. Y no estamos hablando de algo muy amplio, en el sentido que las personas que nacerán en los años 2025, por ahí, son las personas que van a vivir el año 2100. O sea, son las personas que van a estar durante todo este siglo. Somos nosotros quienes vamos a crear el siguiente siglo a las futuras generaciones, y necesitamos que se empiecen a activar.
¿Cómo podemos avanzar en ese sentido?
Creo que hay que hacer campañas más intensivas, pero también tenemos un problema de capacidades. Hoy día los estudiantes de educación técnico profesional, agrícola, estudiantes universitarios, etc, no se les está enseñando estas nuevas prácticas. Todavía le estamos enseñando una agricultura intensiva en fertilizante, una agricultura intensiva en labranza, cuando el mundo, con alta probabilidad, va a preferir un consumo agrícola sostenible o regenerativo.
Parece evidente que es el paso que hay que seguir. ¿Por qué sigue todavía ese estándar tan tradicional, netamente por costumbres, porque son las prácticas que ya se conocen? ¿Hay reticencia a lo nuevo?
Tenemos un problema en la sociedad con la inercia. Cambiar una malla curricular, una escuela de agronomía o ingeniería forestal, por ejemplo, es un proceso bien burocrático. Entonces ahí ya tenemos una inercia de 15 años, 15 años que toma que una malla nueva se aplique, se ponga a prueba y después se cambia. Tenemos un problema de carreras largas. Entonces no es tan solo voluntad. Nosotros hemos hablado con decanos, con profesores de escuelas de ciencia agraria y de ingeniería forestal, ellos quieren cambiar, pero tienen un problema estructural de momento. Un poco la inercia, no es tanto sobre voluntad sino también del incentivo.
También pasa que la industria no quiere cambiar porque ha encontrado un método de hacer las cosas que le sirve de momento. Un poco cortoplacista, la industria no quiere que le cambien mucho los técnicos, los ingenieros que salen de la universidad, porque lo necesitan todavía con otro mindset. El problema es que la empresa va a poder cambiar porque siempre la empresa puede pagar sus consultores, pero ¿qué pasa al técnico agrícola que le dijimos que la agricultura es de una forma y ya cambió el escenario en cinco años?
Además, ahora en el mundo agrícola la tecnología ha entrado de manera súper fuerte también.
Y el mundo agrícola en Chile también es un mundo. El contexto del mundo agrícola más de pequeña escala, se cruza mucho con la desigualdad, con ciertas vulnerabilidades. Entonces creo que hay una oportunidad para Chile, para todas estas personas que son muy sensibles a los ciclos de la agricultura, también darles otra alternativa.
Un técnico agrícola podría especializarse en heladas, que es algo que se está dando de forma más frecuente, inestable…
Y que va a ser muy demandado después…
Es una problemática, claro, una problemática real. Los problemas van a ir cambiando, entonces no es que nos podamos quedar tranquilos hoy día con una tecnología de helada, porque en tres, cuatro años más, ya te va a cambiar el contexto de la helada.
Finalmente, tú decías que en algunos lugares de Europa, por ejemplo, sí se ha demostrado que prácticas como la agricultura regenerativa han tenido buenos resultados.
Sí, y acá en el continente también, acá en el evento escuchamos la charla de México, con buenos resultados también. La agricultura regenerativa le hace bien a la empresa, hace la rentabilidad de la empresa mucho más sostenible en el tiempo. Le hace bien a la sociedad, con menos contaminantes, con un empleo un poquito más estable. Y le hace bien a la ecología, aumentando la biodiversidad, disminuyendo el consumo de agua, mitigando un poquito lo que pasa con el cambio climático. Eso está más o menos, claro, de manera general. Yo creo que es más un tema de ponernos a pensar qué de eso se puede replicar acá, porque no somos Europa, no somos Estados Unidos, no somos México, ni siquiera. Yo creo que nos toca pensar acá qué es lo que hace sentido. Chile tiene particularidades únicas, incluso si uno se va cambiando por región, uno no puede pensar en la agricultura regenerativa de Coquimbo, la Serena, y hacerla en los ríos. Hay una cuestión que es importante entender que esto es contextual, es muy contextual. Más que replicar, si, uno puede ver que funciona allá, pero lo importante es qué puede funcionar acá.
Diría por ejemplo que en Europa, se están yendo gente muy capacitada al campo, a ser agricultores. Jóvenes, profesionales, muy capacitados, privilegiados, están yendo a hacer campo. No sé si en Chile podemos contar con eso. Que se da un poquito, pero yo creo que tenemos otro contexto del cual hacernos cargo también.
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