Agricultura Urbana, una conexión con los orígenes

Agricultura Urbana, una conexión con los orígenes
09-01-2024

Conexión con la tierra, alimentos orgánicos, y la posibilidad de consumir verduras y frutas frescas sin moverse de su casa, son algunas de las ventajas que relatan, cada vez más […]

Conexión con la tierra, alimentos orgánicos, y la posibilidad de consumir verduras y frutas frescas sin moverse de su casa, son algunas de las ventajas que relatan, cada vez más personas, que se han unido a una tendencia que es mucho más antigua de lo que se cree.

Desde que la humanidad descubrió la agricultura, ambos han sido inseparables. Este avance permitió uno de los cambios más grandes en nuestra forma de habitar el planeta, el pasar de ser nómades a establecernos en un lugar y ser autovalentes. Hoy, la industria agroalimentaria puede producir comida para miles de millones de personas en el mundo, abasteciendo mercados y grandes tiendas, eliminando la necesidad para cada familia de producir su propio alimento.

Sin embargo, son muchos los que encuentran en cultivar sus propios alimentos, tantas ventajas que hoy, más que un capricho se ha convertido en necesidad. Es la llamada agricultura urbana, que hoy aparece hasta en los espacios más reducidos, y que es posible encontrar en un piso en Manhattan como en el patio de un barrio en Chile.

Hoy son muchos los que aún sienten ese arraigo a la tierra y ven en la agricultura urbana una posibilidad de conectarse con la naturaleza y generar alimentos de forma segura, sana, saludable y a un menor costo.

Actualmente, el concepto es cada vez más popular en las nuevas generaciones, quienes optan por cultivar en pequeños espacios sus propios alimentos, ya sea en la privacidad del hogar o en el espacio público y en comunidad.

La agricultura urbana “es la producción de alimentos dentro del radio urbano, ya sea vegetal (frutas, hortalizas y granos), y animal (aves pequeñas, producción de huevos, pequeños animales como ovejas, cabras, cerdos, etc.) y ha existido desde que se crearon las primeras ciudades históricamente, Mesopotamia, China, Japón, los Mayas, Aztecas e Incas, son ejemplos de culturas o sociedades que han producido alimentos dentro de sus ciudades, principalmente para obtener alimentos frescos sin la necesidad de transportarlos a larga distancia”, explica Eduardo Olate, docente de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales UC.

Existen dos tipos básicos de agricultura urbana según cuál sea su tamaño y principal objetivo. Así encontramos: las granjas urbanas, de pequeño tamaño pero muy intensivas y los jardines huerto o huertas urbanas y dentro de las huertas urbanas existen distintos tipos, pueden haber dentro de una propiedad privada, en los jardines de un edificio corporativo, de un edificio público, en los jardines de un hospital, o también en terrenos más extensivos que han sido subdivididos en pequeñas parcelas esto puede manejarse de forma comunitaria o individual, según  comenta el docente Eduardo Olate.

“El resurgimiento de la agricultura urbana, o períodos donde existe mayor práctica, se produce por ejemplo en crisis alimentarias, para producir alimento adicional para la población o nuestra propia familia, aprender cómo hacerlo, mejorar y aumentar esa cantidad de alimento o también como fuente adicional de ingresos. En tiempos de crisis alimentaria, hambrunas producidas por plagas y enfermedades, depresiones económicas, asociadas o no a las guerras, como en la 1º y 2º guerra mundial. Y no solamente en la guerra, sino que después de ellas, los gobiernos también hicieron campañas muy importantes para que cada pedazo de terreno fuese cultivado y la gente produjera en ese terreno, un ejemplo son las papas y hortalizas de hoja, sobre todo en invierno. Como las economías quedaron en el suelo, necesitaban mayor producción de alimentos”, cuenta Eduardo Olate, docente de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales UC.

Hoy aún cuando existen problemas de seguridad alimentaria están más enfocadas en otras cosas, por ejemplo, en huertos urbanos, independiendo de dónde se encuentren, cuál sea la situación social y cultural de la población. La seguridad alimentaria significa mayor cantidad y también los huertos urbanos se utilizan hoy día como invitación para comunidades vulnerables, principalmente para disminuir los riesgos sociales que esas comunidades tienen.

Por otra parte, en la actualidad, las huertas urbanas también son utilizadas para disminuir la huella de carbono, el objetivo principal es disminuir las distancias entre el punto de producción y el punto de consumo, porque se echan a perder los productos o porque sabemos que transporte significa huella de carbono y a su vez, efectos sobre el cambio climático. Por lo que, en estos casos, son producciones orgánicas, locales, con economías circulares.

En tanto, las granjas urbanas, son una producción muy intensiva, con mucha tecnología como la agricultura vertical, el uso de hidroponía y acuaponía, vermicultura para la producción de proteína muy eficiente, por lo que la agricultura urbana ha evolucionado históricamente y depende de la realidad social y cultural de cada caso.

El beneficio principal es la disminución de la distancia entre el punto de producción y el punto de consumo, disminuyendo la energía necesaria para el transporte de la producción y, por lo tanto, la huella de carbono.

Como se trata de producciones orgánicas, también existe menor consumo de energía, por menor uso de fertilizantes sintéticos, que son muy eficientes desde el punto técnico por lo que se aplica en bajas cantidades para lograr un buen efecto sobre las plantas. Sin embargo, para producir estos fertilizantes, se necesita mucha energía o son derivados de combustibles fósiles.

Uno de los beneficios ambientales más grandes es que son suelos que no han sido degradados por compactación por tráfico de personas, de vehículos, falta de cultivo, de agua, etc. Entonces, al comenzar a cultivar y a recultivar la microflora, se inician las cadenas alimentarias para pequeños insectos o pequeños animales, según explica el profesor Olate.

Por otra parte, los beneficios de sostenibilidad social son quizás los más importantes, ya que se van creando grupos comunitarios y se valora la producción vegetal. En Chile, alrededor del 88% de la población vive en ciudades, por lo que el potencial de la agricultura urbana como mercado es bastante amplio. Esta actividad con plantas, al aire libre y comunitaria, mejora el estado físico y mental de las personas, entre otros beneficios a mediano y largo plazo en el ámbito social.

La tendencia también ha tenido un resurgir en Chile, en especial luego de la pandemia y las cuarentenas, donde muchos buscaron pasatiempos que los volvieran a conectar con la tierra. Aunque, también hay quienes mantenían esta práctica, a pesar que sus profesiones o trabajos no siempre tuviesen relación directa con el campo.

Tatiana Brózales, diseñadora gráfica, explica: “Comencé a realizar este tipo de agricultura en un balcón cuando vivía en departamento, y luego, cuando me cambié de casa en el patio trasero. Cultivo acelga, lechuga, espinaca, tomate, ají, pimentón y zapallo italiano. Lo que me motivó fue el bienestar psicológico que produce estar en contacto con la tierra y plantas. Sirve para combatir la ansiedad al conectar con el momento presente. También, por comer alimentos de calidad sin pesticidas, además del beneficio económico, al reducir el gasto mensual en lo que estemos cultivando y ayudar al medioambiente compostando desechos orgánicos. Tiene múltiples beneficios”, expresó.

Algunos ejemplos de agricultura urbana exitosa los encontramos en México, en Buenos Aires, Medellín, Alemania, Reino Unido, y muchos otros países.

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