Recientemente, Máximo Torero, economista jefe de la FAO, discutió el informe «El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2024». Los datos presentados revelan un panorama preocupante pero con signos de esperanza y lecciones importantes a considerar. En 2023, entre 713 y 757 millones de personas en todo el mundo enfrentaron el hambre, mientras que el 28,9% de la población mundial, aproximadamente 2.330 millones de personas, sufrió inseguridad alimentaria moderada o grave. Estas cifras subrayan la persistencia y magnitud del desafío global para asegurar que todos tengan acceso a alimentos suficientes y nutritivos.
Las disparidades regionales en la seguridad alimentaria son notables. En África, el 20,4% de la población padece hambre, un problema exacerbado por la falta de programas de protección social eficaces, conflictos, cambio climático, desaceleraciones económicas y problemas de endeudamiento. En contraste, América Latina ha mostrado una notable mejoría, especialmente en América del Sur, donde solo el 6,2% de la población enfrenta hambre. Este progreso se atribuye a la inversión significativa en programas de protección social en países como Brasil, Colombia, Perú y Chile, que han demostrado ser capaces de responder rápida y eficientemente, reduciendo el hambre incluso tras la crisis del COVID-19.
Uno de los aspectos críticos evaluados en el informe es el acceso a una dieta sana. Actualmente, 2.800 millones de personas no pueden acceder a una dieta de costo mínimo. La inseguridad alimentaria no solo se manifiesta en el hambre y la desnutrición crónica, sino también en el sobrepeso y la obesidad. Es crucial abordar tanto los problemas de oferta como de demanda para garantizar que todos tengan acceso a alimentos saludables. Aunque se han registrado mejoras en las tasas de retraso del crecimiento, emaciación y lactancia materna exclusiva, persisten desafíos significativos en cuanto al sobrepeso y la obesidad. La recopilación de datos y su análisis detallado permiten una evaluación precisa de la situación, utilizando la escala de experiencia de inseguridad alimentaria (FIES) para evitar confusiones entre subnutrición crónica e inseguridad alimentaria aguda.
Proyecciones y necesidad de acción urgente
El informe proyecta que, para 2030, alrededor de 582 millones de personas seguirán estando crónicamente desnutridas si no se acelera el proceso y se cambia la financiación de los esfuerzos. La Alianza del G20 contra el hambre y la pobreza, liderada por Brasil, se centra en pilares como el conocimiento, la financiación y el impacto en los países, destacando la innovación en financiación, incluyendo opciones mixtas y climáticas.
Desde la FAO destacan como América del Sur ha demostrado que es posible avanzar hacia el objetivo de Hambre Cero, y su éxito ofrece un modelo que debe replicarse en otras regiones. La coordinación entre donantes, agencias y gobiernos es esencial para enfrentar este desafío global y asegurar un futuro donde nadie pase hambre.
Fuente: FAO
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