Fueron la primera Viña y la primera empresa del agro con certificación de Empresa B en Chile, hoy destacan por estar a la vanguardia en temas de sostenibilidad, convencidos que este tipo de certificación es esencial para resguardar el futuro.
La industria agrícola es quizás una de las que más está en contacto directo con la naturaleza y el medio ambiente en su estado puro. Sin embargo, la preocupación por el cuidado de los ecosistemas no siempre ha sido transversal en la industria.
En Chile la primera empresa agrícola en certificarse como empresa B, fue una viña ubicada a pocos kilómetros de Pichilemu, cuyo fundador se dio cuenta de la necesidad de tomar este desafío como una forma de comprometer el trabajo que realizaban, y así dejar un mundo un poco mejor a las próximas generaciones
La Viña Polkura, que debe su nombre al cerro ubicado en el extremo occidental del Valle de Colchagua, obtuvo en el año 2015 la certificación de Empresa B y ha logrado recertificarse desde ese momento. Uno de sus fundadores y gerente general, Sven Bruchfeld, conversó con nosotros sobre este proceso y entregó algunas recomendaciones a quienes quieran comenzar este camino.
Respecto a cómo surgió el interés de certificarse como Empresa B señala: “Yo siempre he sido un poco escéptico con las certificaciones, pero cuando vi de qué se trataba el ser Empresa B todo me hizo sentido. El hecho de no darle solamente prioridad a la maximización de utilidades o maximizar la rentabilidad para los accionistas, y tener un propósito adicional a mí me pareció genial. Además, el hecho que es un compromiso que pasa a ser parte del ADN de la compañía me pareció algo tremendamente valioso. Eso nos motivó a dar el paso”.
Acerca de su experiencia como Empresa B estos años: “Ha sido buena, lo interesante es no solamente tener la certificación de Empresa B sino que también los procesos de recertificación. Y básicamente en forma interna es alguien que te haga las preguntas difíciles. Te hacen preguntas desafiantes y te das cuenta de cosas que ni siquiera sabías que podías mejorar y son mejorables”.
Sobre qué recomendaría a las empresas que están en este proceso afirma: “Es no bajar los brazos, hoy en día el proceso de certificación ha cambiado, es más difícil, es más rigurosa, pero uno puede ir a su ritmo para hacerlo según su realidad”.
Agrega, que un punto importante para tomar este desafío es no pelearse con el proceso y entender que: “El sistema está hecho para que justamente uno sea desafiado, entonces si uno hace la primera evaluación y no saca el puntaje adecuado, no importa. Hay que buscar las posibilidades de mejora. Lo importante es ponerle, digamos, todas las ganas”.
Sobre el enfoque que está dando la viña señala: “Hoy sostenibilidad es una palabra demasiado amplia y está quedando chica para lo que tratamos de hacer. Hacer agricultura sostenible, se entiende como el trabajar con el menor impacto posible. Pero nosotros tenemos la ambición de ir un paso más allá de buscar soluciones para los problemas a través de la actividad agrícola. Ojalá algún día Polkura sea carbono negativo, es decir, que nosotros logremos secuestrar carbono de la atmósfera.
Hoy Viña Polkura, sigue trabajando en nuevos proyectos para potenciar el respeto por la naturaleza y se sienten orgullosos de un camino que iniciaron en el año 2004, con la primera cosecha y que esperan seguir recorriendo por muchos años más.
Fotografía: Polkura.cl