Cada vez más nos importa ser sostenibles, pero ya no sólo de palabra, sino que nuestros usuarios y consumidores ahora nos elijen en base a si somos o no sostenibles, y es que el consumidor o cliente se ha vuelto cada vez más exigente a medida que aumenta la competencia entre las empresas y parece que escogen con lupa lo que consumen.
Con consumidores cada vez más informados de lo que compran, de las características del producto, incluso de los valores que transmite cada empresa, es que aumenta el interés de éstas por certificarse en sostenibilidad y abrir la puerta hacia nuevos mercados, que tienen como requisito la certificación. Desde cadenas de supermercado o cualquier tipo de cadena de distribución que necesiten las empresas productoras para poder exportar. La certificación es la forma que tienen las empresas para demostrar que cumplen realmente la normativa en sostenibilidad.
Como señala Pía Aranguren, directora ejecutiva de Drimys, explica que “las certificaciones son reconocidas en sostenibilidad, porque hay un grupo muy importante de consumidores que prefieren este tipo de productos, por lo tanto, están demandando estos productos e incentivando a la cadena agroalimentaria para que puedan exigir este tipo de servicios”.
¿Cuáles son las tres certificaciones más destacadas en sostenibilidad?
Existen muchas certificaciones de producción sostenible, según el mercado las últimas que se pueden destacar son:
–Susteinably Grown, emitido por SCS Global Services en Chile, que es una empresa con casa matriz en Estados Unidos y muy reconocida. Es una certificación interesante dada la cantidad de productos que exporta Chile hacia Estados Unidos.
–LEAF Marque: Es una certificación agrícola para entrar a Europa, que ha tenido mucho crecimiento.
–Smeta: Es una certificación con una plataforma muy interesante para que se puedan difundir cuáles son las empresas que tienen este tipo de certificación.
Además, existen otras certificaciones que tienen distintos focos, pero que igualmente son sostenibles, por ejemplo, las que tienen que ver con Fair Trade, existe una amplia gama de certificaciones que no solo están enfocadas en la parte de verificación social que es principalmente para lo que fueron creadas, sino también son muy amplias en términos medioambientales.
En general, toda la industria está en un camino de homologación de certificaciones, porque están englobando los tres pilares en sostenibilidad, que es la parte económica, social y medioambiental, además de toda la normativa en inocuidad que existe que son muchísimas. Obviamente, las más reconocidas mundialmente, son todas las normas de Global Gap, que hay normas complementarias que especifican en distintos tipos de complementos para distintas secciones de lo que es sostenibilidad en Global Gap.
¿Cuáles son los requisitos que debe cumplir una empresa que esté pensando en certificarse?
Las empresas que estén en este punto cero deben tener la consideración que este es un camino de mejora continua. No se asfixien pensando que deben tener todos los cumplimientos de una sola vez, sino que estas normas están pensadas para un mejoramiento continuo, en general, varias tienen una base y de ahí empiezan exigencias mayores dependiendo del tiempo que llevan en la certificación.
Ese es el primer punto, cuáles son las partes que las empresas reconocen son sus puntos fuertes. Luego cuando están dispuestos a hacer este trabajo, deben acercarse a las casas certificadoras en Chile para poder iniciar el proceso de certificación. Obviamente hay un costo involucrado, en general, tiene que verse con la casa certificadora, ahí hay un proceso de identificación de qué tipo de empresa eres. Si es que tienes sucursales, qué tipo de producción tienes si es sólo una unidad o tienes unidades de producción que son distintas.
Lo otro, es que se debe escoger bien la certificación según el mercado al que quieres ir, en la mayoría de ellos casos los clientes te solicitan a ti la certificación que debes contratar. Es el mismo cliente destino el que habla con las exportadoras principalmente, porque ellos son los que aseguran la entrada al comercio y las exportadoras hablan con los productores, que a veces pueden ser los mismos dueños u otras veces al ser distinto dueño incentivan a sus productores a sumarse a la certificación que les pide el mercado.
¿Cuál es la principal dificultad para las empresas que se quieren certificar?
Primero, los costos esa es la primera parte complicada, porque las certificaciones no son baratas y porque la industria agrícola no está pasando por un buen momento, entonces destinar recursos a la certificación es algo que es un impedimento porque se priorizan otras cosas. Una vez que ya están en este camino, el cumplimiento mismo de algunas normativas cuando son muy exigentes, en la misma implementación es lo que más cuesta. Pero, nosotros como exportadores nacionales, pensando en la fruticultura, este tipo de industria en comparación con los países vecinos, demuestra que nuestra logística ya está preparada para la exportación. Entonces el cumplimiento a estas normas que tienen que ver con Responsabilidad Social Empresarial, de no contaminar el medioambiente, las precauciones que se deben tener para evitar riesgos, está muy bien normado, pero aún así hay algunos puntos bien exigentes.
Ya está comprobado que si tu implementas prácticas sostenibles, eres mucho más eficiente y mucho más rentable. Entonces, a veces el enfoque que tienen las empresas es solamente por cumplimiento de este mecanismo exportador que te está exigiendo una certificación y solo quieren el documento para poder realizar su venta. Pero también, hay que tomar en cuenta que, si tu empiezas a implementar esto, tu tienes una gran ventaja de rentabilidad de tu negocio. Por ejemplo, cuando tu cuidas más de tu recurso humano, las personas se sienten mucho más comprometidas y por lo tanto son más eficiente y tienen menos accidentabilidad que involucra un costo alto en las empresas, baja la rotación y ahorras más en capacitaciones porque ya tienes el equipo formado.